El día 4 de octubre a las 11,45 hrs. Falleció mi padre, Camilo Rojas Cáceres, después de estar 8 meses postrado a causa de un accidente que le causó la fractura de su cadera izquierda.
El hecho de estar tanto tiempo en cama, le trajo por consecuencia la perdida de su memoria y por consecuencia un gran deterioro en vida.
Mi padre fue en su juventud un obrero del salitre perteneciente a la última generación que tuvo que partir al sur por el cierre de las oficinas. Con su mujer y tres hijos, mas otro que venía en camino, llegó al pueblo de Llolleo donde continuó trabajando en la construcción de caminos, un trabajo tan duro como el de las pampas salitreras, para después llegar a Santiago donde se empleó de obrero excavador del alcantarillado, otro trabajo pesado al que no le hizo el quite.
Así se hizo poeta popular, aún teniendo precarios estudios, cursó solo hasta tercero preparatorio, pero la Universidad de la vida lo hizo un hombre sabio, honesto y trabajador que mas encima, recibió el duro golpe de haber perdido a su compañera, mi madre, cuando aún sus cuatro hijos éramos niños. Así cuando ya todos sus hijos estábamos grandes, rehizo su vida con otra compañera.
Fue un hombre muy querido y respetado por quienes lo conocían, consecuente con sus ideales, un hombre culto que a nosotros sus hijos nos enorgullece haberlo tenido como padre, y hoy con mucho sentimiento digo. Muchas gracias Papá, descansa tranquilo, te lo mereces.
Tu hijo, Camilo Rojas Navarro.
Para ti querido viejo
Camilo Rojas Navarro
Cuarteta
Para ti querido viejo
gestor de mi poesía
eres calor de mi día
y la luna de mi espejo
1
La luz de mi oscuridad
fuiste, de mi paso el puente,
y de mi verso la fuente
de mis noches claridad.
Me enseñaste la humildad
que si hay triunfos hay festejo
en el estilo y gracejo
que de ti fui a recibir
por eso quiero escribir
para ti querido viejo.
2
Hoy vuela mi inspiración
para tratar de alcanzarte
porque andas por cualquier parte
y me llenas de emoción.
Tu te has dado la misión
y has de acopiar energía
porque tu mente te guía
hacia recuerdos perdidos
van tus pasos afligidos
gestor de mi poesía.
3
Tu palabra fue vital
elocuente franca y pura
dotada de gran cultura
trasparente cual cristal.
Tu siempre fuiste la sal
de todo lo que comía
fuiste el eterno vigía
de amor haciendo derroches
fuiste faro de mis noches
eres calor de mis días.
4
Fuiste muchos calendarios
deshojados hoja a hoja
energía que no afloja
de retos tan necesarios.
No importaban los horarios
ni terreno disparejo
quisiera ser el reflejo
de tus momentos mejores
eres sol de mis colores
y la luna de mi espejo
Despedida
Fue tu mente como una arca,
siempre llena de tesoros,
piratas godos y moros
navegaron en tu barca.
Recuerdos que con tu marca
en largas conversaciones
renacen con tus pasiones
recuerdos que son historia
viviendo en nuestra memoria
también en los corazones.
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A mi Pupuya.
Camilo Rojas Cáceres
Cuarteta
Cuando nace la alborada
parece una verde cuna
que mece el sol y la luna
esa es mi linda quebrada.
1
Prendida cual una flor
cuando la aurora se asoma
acunada por sus lomas
cuando ya despunta el sol.
Se ve en todo su esplendor
allí mi linda quebrada
su brisa tan perfumada
se esparce por la campiña
de sus álamos y viñas
cuando nace la alborada
2
Entonces se oye el trinar
que en alegre algarabía
ponen música a la vida
las aves con su cantar.
Así es mi lindo lugar
regalo de la natura
al darnos tanta ventura
y al mirarla desde lejos
entre sus valles y cerros
parece una verde cuna
3
Sus casas lucen pintadas
sus huertos llenos de flores
de diferentes colores
están sus faldas sembradas.
Si parece que arrulladas
del mar, que es su otra fortuna
sus olas de una en una
emiten suave rumor
resulta una bendición
que mece el sol y la luna.
4
Cuando ya se adentra el sol
como agradecimiento al cielo
el murmullo del estero
se escucha cual oración.
Es la sabia creación
que termina su jornada
y las aves en bandada
buscan el tibio reposo
de este lugar tan hermoso
esa es mi linda quebrada.
Despedida
Al fin cuando ya oscurece
la noche se muestra bella
con su rosario de estrella
mientras la luna aparece.
Una suave brisa mece
a ese sauzal que murmulla
cantando sus aleluyas
a la diosa del amor
cuyo nombre es una flor
y que se llama Pupuya.
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