Biografia
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Paul Castán Cartagena (1996) es un payador de la comuna de Casablanca (región de Valparaíso), que se une al mundo del Canto a lo Poeta desde el año 2010 bajo la tutela de la Familia Madariaga, cultores emblemáticos de esta disciplina nombrados Tesoros Humanos Vivos el año 2018. Este joven músico ha sido participante de diversos encuentros de payadores internacionales y nacionales en el valle central del país siendo integrante de la última generación de improvisadores chilenos. A su vez, ha obtenido en dos oportunidades galardones en certámenes organizados por AGENPOCH (Asociación Gremial Nacional de Trabajadores de la Poesía Popular, Poetas y Payadores de Chile) que han probado su habilidad en la improvisación poética, destacándose por darle a la décima un esquema distintivo por la búsqueda de la metáfora en la estrofa poética. Acompañado de guitarrón chileno, este trovador se presenta como una figura interesante en el reavivamiento de la paya en la provincia de Valparaíso, gestando encuentro de payadores a través del colectivo Payadores del Puerto, del cual es uno de sus fundadores.
Verso escogido
Historia del Hombre y del Agua
La sangre de nuestra tierra
con la oscuridad habita;
en el cauce del dinero
su corazón no palpita.
Sobre el silencio inicial
del principio de la vida
el agua nace enseguida
como elemento vital.
A su forma original
toda existencia se aferra.
El gran universo encierra
y es, bajo el primer arcano,
la sangre del ser humano,
la sangre de nuestra tierra.
Nace el Hombre bendecido
desde esa líquida entraña
y en lagos de amor se baña
siendo en todo agradecido.
Pero pronto es atraído
por la codicia maldita
olvidando la infinita
gratitud que hubo en su historia
por eso es que su memoria
con la oscuridad habita.
Y así transforma este mundo
en un troco sin raíces
llenando de cicatrices
aquel vientre tan fecundo.
Solo le bastó un segundo
provocar este agujero.
Y si llena un aguacero
el río, el mar, la cascada
el agua va intoxicada
en el cauce del dinero.
Pero él entra en la razón
al entender sus fracasos;
pues ha visto que en sus pasos
han sembrado destrucción.
En la última estación
del viaje recapacita.
Y aunque su boca musita
soluciones que no fragua
frente al espejo del agua
su corazón no palpita.
Dios lo contempla sin calma
y sentencia cómo y cuándo
el desierto irá avanzando
dentro y fuera de su alma.
No hay solución en la palma
del Tiempo fugaz que rueda.
Oxídese la moneda
que lo transformó en abrojos;
en el llanto de sus ojos
está agua que le queda.
Vídeo
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